lunes, 6 de mayo de 2013

 ¿Realmente disfrutamos de la vida? ¿Somos felices?

El ritmo de la vida actual es demasiado acelerado, siempre estamos pendientes del reloj, de todas las tareas que debemos de hacer (y si no tenemos suficientes, nos imponemos más y más…), vivimos para trabajar y nos perdemos la esencia de las cosas, hacemos todo rápido, la mente siempre está funcionando (un pensamiento detrás de otro, sin descanso). Nuestra cultura nos ha inculcado el miedo de perder el tiempo, pero ¿no será que estamos desperdiciando nuestra vida?, ¿realmente vale la pena vivir así?
Tendríamos que desacelerar, saborear más la vida y todo lo que tenemos a nuestro alrededor, relajarnos y, simplemente VIVIR.

Si nos fijamos en los niños, o si recordamos cuando éramos pequeños, ellos no tienen este concepto de velocidad en sus vidas, sólo lo tenemos los adultos. Esto quiere decir que, por naturaleza, los seres humanos no somos así, sino que es la sociedad que nos impone este ritmo, y nosotros creemos que tenemos que estar siempre ocupados y así seremos más felices y nos sentiremos más realizados. Pero, si lo analizamos, realmente haciendo tantas cosas en un día no podemos disfrutar ni de la mitad de ellas, es imposible. ¿No os ha pasado que mientras estáis realizando una tarea, pensáis en la siguiente que tenéis que hacer?. Seguramente, debido a este estrés que padecemos a diario cada vez hay más personas con trastornos como la ansiedad, depresión, entre otros. Y es que vivir de este modo, repercute en nuestra salud de manera negativa, y no debemos de olvidar que ante todo somos humanos, no “máquinas”.  (Ver siguiente vídeo sobre el estrés)




Existe una nueva filosofía de vida “LA VIDA LENTA”, que apuesta por ser más conscientes y estar más presentes en nuestras vidas, valorando todo aquello que realmente es importante y, a veces, dejamos de lado. Hace hincapié en la calidad del uso del tiempo y en la lentitud. La lentitud es una manera de entender la vida, que se traduce a vivir más intensamente, disfrutar de cada instante y hacerlo inolvidable, nutrirse de experiencias, aprender, hacer lo que se desea y vivir una vida con sentido. Hay muchas cosas que podríamos modificar en nuestras acciones diarias y de esta manera, mejoraríamos nuestra calidad de vida y por consiguiente, seríamos más felices. Por ejemplo, algunas de ellas podrían ser las siguientes:

1. En nuestra agenda diaria a veces ponemos más tareas de las que realmente podemos hacer, y algunas de ellas las podríamos postergar. Habría que priorizar y hacer lo que es realmente importante para hoy. "Es mejor hacer menos, pero mejor".

2. Cuando estemos con nuestros seres queridos, tanto familiares como amigos, disfrutar de su compañía sin que el móvil o el ordenador, u otro estímulo estén presentes, y así tendríamos relaciones más sanas y sinceras. Tenemos que ser conscientes que las personas que nos acompañan son muy importantes en nuestras vidas, y hay que dedicarles tiempo y atención.

3. Comer y beber despacio, hay que tomarse un tiempo para alimentarse sin prisas, ya que comer mal puede afectar a nuestra salud.

4. Buscar momentos para estar a solas con uno mismo, en silencio, cada día. Todas las personas necesitamos este espacio para reflexionar, escucharnos, tomar decisiones, saber qué metas queremos conseguir en nuestras vidas, para desconectar, etc. Es muy necesario y positivo ya que con ello logramos un equilibrio y bienestar emocional, aumenta nuestra autoestima y también nos ayuda a conocernos.

5. Hacer ejercicio, pasear, ir a la montaña, contemplar la naturaleza, viajar, escuchar música, leer, cantar, bailar, reír, etc. En definitiva, hacer actividades que nos hagan sentir bien y nos aporten tranquilidad y paz interior.



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