La ansiedad es uno de los trastornos más extendido en la sociedad occidental, cada vez hay más gente que la padece. El ritmo de
vida actual, los malos hábitos alimentarios y de sueño, el tipo de personalidad
( Leer artículo Ansiedad-y-personalidad), la situación
económica, un acontecimiento estresante
(por ej: pérdida de empleo o pérdida de un ser querido) podrían aumentar la
probabilidad de presentar ansiedad. También es muy probable que si los padres tengan
ansiedad los hijos puedan presentar este trastorno, y las mujeres tienen el
doble de riesgo de padecerla comparado con los hombres.
Pero, también es verdad que hoy en día se hace un mal uso de este término.
Entonces, ¿cómo podemos saber si padecemos ansiedad? Primero de todo, se tiene
que distinguir el estado de ansiedad que podemos experimentar todos ante
cualquier acontecimiento como puede ser un examen, o un evento estresante, y que es debido a una causa justificada y en
un momento puntual, y la persona sabe
por qué está nerviosa. Este grado de ansiedad es necesario para el individuo
para hacer frente a las situaciones de la vida cotidiana y permite mejorar el
rendimiento de las actividades diarias. En cambio, la persona que tiene
ansiedad patológica experimenta miedo, desasosiego y preocupación excesiva y es considerado un problema ya que interfiere en todos los aspectos de su vida (familiar, social, laboral, etc.) y puede afectar a su salud. Hay muchos tipos de ansiedad, y a continuación, hablaremos de algunos de ellos: se puede dar que la persona no sepa por qué le ocurre (y habría que indagar en la causa), puede ser
desencadenada por un estímulo ambiental (por ej. perro), por una situación determinada (por ej, conducir), o también después de un acontecimiento estresante para la persona (trastorno estrés postraumático), o por último, porque la persona experimenta miedo a los lugares donde no puede recibir ayuda, por temor a sufrir crisis de pánico (agorafobia).
Las personas que tienen ansiedad suelen padecer crisis inesperadas y
repentinas con síntomas como: aprensión, hiperventilación, falta de
aire, palpitaciones, opresión o malestar torácico, miedo a volverse loco o a
perder el control, molestias abdominales, náuseas, inestabilidad o mareo, etc.
Antes de poder tratar este trastorno, las personas deben de reconocer que
tienen un problema y también desear que alguien les ayude. En psicología,
existen diferentes técnicas para tratar la ansiedad:
-
Técnicas de relajación: A través de la respiración abdominal se puede llegar
a controlar nuestro estado emocional y calmar la ansiedad. También se preparan relaciones guiadas para disminuir la ansiedad.
(Ver siguiente vídeo)
- Técnicas cognitivo-conductuales: Son técnicas que pretenden modificar
pensamientos negativos y repetitivos por otros pensamientos más positivos,
además de cambiar conductas que no ayudan al sujeto a superar la ansiedad (como
por ejemplo, la evitación, las personas que padecen ansiedad evitan ciertas
situaciones). También existen las técnicas de entrenamiento en habilidades,
como enseñar a la persona asertividad (la persona aprende a defender sus puntos
de vista y expresar sus opiniones sin herir o perjudicar a otros) o habilidades
como la solución de problemas y la toma de decisiones .
Además, también pueden ayudar tratamientos naturales como la acupuntura, y
también la dieta, lo que come la persona incide en su estado de ánimo. Ingerir
alimentos ricos en magnesio, como por ejemplo, los frutos secos, las legumbres,
productos integrales, y verduras como espinacas y acelgas fortalece los nervios
y calma la ansiedad. Y por último la práctica regular de actividad física
moderada (caminar, correr, nadar, yoga, etc.) es muy recomendada.
Para más información sobre la ansiedad, podéis ver el siguiente documental: